La educación musical en la infancia es fundamental para el desarrollo integral del niño, ya que potencia su sensibilidad auditiva, coordinación motriz, memoria y expresión. Desde los primeros meses, los niños responden a estímulos sonoros con movimientos, y conforme crecen, su interacción con la música se vuelve más compleja. A los tres años ya pueden retener letras de canciones y coordinar mejor su psicomotricidad, mientras que a los cinco y seis años afinan la entonación y el ritmo corporal. La música también fortalece la socialización, la autoestima y la comunicación, por lo que debe presentarse de forma accesible, lúdica y adaptada a su edad. Entre las actividades recomendadas está el juego de reconocimiento de sonidos, donde los niños identifican distintas fuentes sonoras con los ojos cerrados, mejorando su percepción auditiva. Otra opción es la canción dramatizada, en la que combinan canto con gestos y movimientos para estimular su expresión verbal y corporal. También es útil la ...
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